9 nov 2010

Noviembre Dulce


No hace mucho, decidí montarme en un tren con destino a ninguna parte.

Me gustaba recorrer cada vagón, cada uno de los reservados de su telón.

Le pregunté al Instructor cuál era la parada que me recomendaba. - No sé para qué pregunto si al final nunca hago caso de las sugerencias.-

Me fumé un cigarrillo a escondidas que me supo a poco...

Y empecé a recordar cómo me sentí cuando me dijo: "Mis sentimientos han pasado de largo sin saludarse."

Se trataba por vez primera de un tren solitario. Un tren sin retrovisor. Acumulaba ocho miles en sus raíles y sin embargo olía como a algodón. - En el fondo pensé que "tenía de solitario lo mismo que yo".-

Agarré todas mis maletas y las llevé a una estancia de criogenización...

Si tras mi parada regreso, las despertaré para que todo pueda volver a estar en el punto en que está hoy.

Próxima parada... Noviembre Dulce...

Me sonó a película, así que supe que esa era mi nueva estación.

... ¿Billete de ida y vuelta?... Sí! Pero la vuelta abierta, por favor.


2 Comments:

Miguel Ángel Gómez said...

TRENES
En cada amanecer
me subo a algunos trenes de vida
y marcho por direcciones imaginadas
a lugares que no recuerdo ni conozco
sin saber muy bien qué busco.
En el primer tren,
juntando mundo y mente,
alcanzo a ver mi infancia nostálgica,
abro puertas que mi corazón cierra.
En el segundo tren
llego hasta donde tú estás
sin que te desvanezcas de repente
y adivino tu belleza fugaz,
tras el último asiento de qué vagón.
En el tercer tren doy la vuelta al mundo,
fuera del mundo,
cruzo estaciones abandonadas
y caen recuerdos
y sílabas preciosas
y flores desgastadas
a orillas de las vías.

De vuelta, ya solo, desciendo en el andén del sueño.
Y vuelvo a ser en equilibrio
las vidas mías en la distancia, lo que fui, lo que no existe.

Tordon said...

¡Felices fiestas, esté usted aquí o en el más allá!