19 oct 2010

Suenan notas de colores


Ya está aquí la primavera...

Sus dedos recorrían su embalaje para arrancar una a una las cintas que impedían que se abriera. Sus manos ardían, moldeaban los hierros que forjaban el que hasta entonces había sido su rígido esqueleto. Sus ojos... desnudaban la timidez que escondía tras su muro de cristal, vestían la vergüenza que había estado durmiendo sobre piedras. Sus labios acariciaban la ingenuidad que había rechazado tras las heridas de tantos inviernos.

Por fin, al fin, la primavera...

Suenan notas de los colores que con ella llegan. Se oyen llantos de las flores que fueron muertas. Se escuchan sostenidos y bemoles con cada rama rota de un árbol, de cada una de sus médulas. Ecos de rosas, claveles y hortensias. Gritos de fragilidades que son belleza... cantos de su extraña fortaleza.

Y llega pronto la primavera...

Bailan millones de abejas acelerando el ritmo de toda esta naturaleza. Danzan niños ingenuos ante el desconocimiento de la fugacidad del tiempo. Vuelan pájaros vigilantes anotando el registro de todo este movimiento.

Amigo, te digo, que ya está aquí la primavera!

Podemos escuchar en sus pasos nuestras espuelas. Podemos oír cómo las flechas se deslizan por el viento cuando lanzan los arqueros. Sabemos aliarnos a los enemigos que tienen su nacimiento en nuestros inviernos. Tenemos naranjas, y amarillas, también rojas. Tenemos todo lo que no queda, en ellos, de la llegada de la primavera.

Llueve. Son las nueve de una tarde cualquiera de domingo. La playa está desierta. El estómago del invierno engulle las gentes. Aún llevamos las botas puestas. Venimos de la montaña y del barro, de buscar la primavera.

Cae la noche. Lo que oyes son las arpas del mar y de sus cuerdas. La orilla aún sigue despierta. Merece la pena que todo siga una noche más en vela.

Podemos correr... podemos cantar, nadar y tropezar de nuevo.
Podemos sentir cómo el frío quiere cortar nuestra piel y congelar nuestros huesos.
Podemos ser libres en el camino mientras nos hacemos viejos.
Podemos vivir la primavera aunque ahí fuera es el invierno el que reina.

Podemos elegir soñar... cómo nos llega la primavera.


13 oct 2010

Arranca!



Manos a la obra. Esto es tan solo el principio...

Me rindo. He estado pensando en exceso. He estado sintiendo demasiado. He estado peleándome contra un muro que siempre ha tenido todas las de ganar.

Me dejo. No es que tire la toalla. Todo lo contrario. En el final, lo entenderás.

Domingo. Resacón estrepitoso sin venir a cuento. (Ya no te busco porque nunca te encuentro).

La noche pasada fue realmente extraña. La mañana siguiente extrañamente real.

Son las doce de la mañana y ahí fuera está nublado. La cabeza me duele horrores y primores. En mi cama faltas tú. Nunca te he tenido bajo mis sábanas pero, faltas.

Todos los días pienso en mis padres, en mi preciosa y única amiga M, en mi hermano y su niña que es como de la familia. Nunca me cuestiono si los quiero o no. Simplemente, se que los quiero.

Domingo. Me duele la cabeza y no solo por la falta de hidratación. Café, cigarro, ducha y arranca!

No se qué tipo de cambios se están dando en mi últimamente pero tengo que ir a ver a mi padre.

No tengo coche propio. Me apodero de alguno de los de mi familia cuando siento urgencia por conducir. Suele ser, frecuentemente.

No tengo demasiada paciencia al volante. Siempre me ha gustado la velocidad pero a medida que van pasando los años algo en mi me dice que vaya más despacio.

Domingo. No se si puedo hacerme cargo de esta furgoneta. El alcohol de ayer hace que mi visión esté borrosa. Estoy cargada. Me siento pesada. Arranca!


La carretera del norte en dirección a mi Galicia es preciosa. Puedo haberla recorrido más de cien veces pero nunca me agotaré.
Cuando el día está nublado te acoge una sensación de melancolía que no es fácil de explicar.

Noventa kilometros hora... ahora cien... ciento diez... Más despacio! Siempre vas demasiado rápido!

Me rindo. He estado corriendo en exceso. Hagamos una pausa...

Hay un final en esta carretera pero hoy no tengo prisa por llegar. Quiero disfrutar de cada minuto, saborear cada espera hasta saciar. Por qué no frenar. Todo estará cuando llegue, como tenga que estar.

Me dejo. No es que tire la toalla. Todo lo contrario. Se llama disfrutar.

Domingo. Bajo las ventanillas. Veo claros en los valles sobre los que voy rodando. Veo mares entre el cielo y esta autovía sin final.

Ochenta. No más. Botón de encendido. Frecuencia aleatoria... "One wild night"! Probando... y cantando!

Ojalá encontrara palabras para explicar esta sensación... Alguna vez habeis reído enredados en un beso?

Nunca me cuestiono si quiero algo o no. Si pienso todos los días en ello... entonces, se que lo quiero.