14 abr 2009

Dinámica Afectiva de las Emociones


Todos tenemos un estado que consideramos "normal" a nivel afectivo y emocional. Éste, puesto que depende, en parte, de las condiciones ambientales y sociales en las que estamos envueltos en determinado momento, no es continuo. Es decir, existe una dinámica afectiva.

Tras un periodo de tiempo en el que predomina el estado de ánimo bajo o deprimido (es un equilibrio, aunque no agradable), acontecimientos nuevos positivos en nuestra vida pueden romper por completo nuestro "estar".
Usando términos más asequibles, se podría decir que, cuando nos sentimos bien nos encontramos "raros" debido a que vivenciamos sentimientos y emociones nuevas ante las cuales no estamos adaptados.

Ocurre exactamente lo mismo pero a la inversa cuando, tras un periodo de tiempo en el que nos sentimos felices, acontecimientos negativos y desilusiones nos hacen sentir extrañamente mal. Pero por desgracia, este cambio es más observable debido a que tiene un mayor impacto tanto en el grado de la emoción como en los detonantes que lo sugieren.

En definitiva, el organismo no solo lucha por conservar una homeostasis fisiológica sino también psicológica.

Cuando el equilibrio emocional se rompe, la mente busca reestablecerlo.

Durante el tiempo que transcurre entre la ruptura y el restablecimiento de un estado de ánimo equilibrado es normal tener sentimientos de extrañeza ante lo desconocido.

Somos seres dinámicos, no estáticos, en continuo cambio... en todos los sentidos.

Del mismo modo, el sentimiento de miedo y/o reservas de que ciertas cosas puedan cambiar positivamente, actúa bajo el mismo mecanismo que el explicado anteriormente.
Sentirse raro o tener miedo a estar mejor son las dos reacciones más notables ante un cambio en las contingencias ambientales/interpersonales.

La explicación más formal que se me sugiere consiste en la congruencia/incongruencia de los estímulos/respuestas. Cuando no hay contingencia entre acontecimientos o sentimientos... se quiebra nuestra estabilidad.

No es que tengamos sensaciones extrañas sino que, más bien, no sabemos exactamente lo que "tenemos" que sentir en esas situaciones.





twitter / Laura M. Cañamero

26 Comments:

mmarin said...

Odio (y a la vez me encanta) que parezca que estás dentro de mi jodida cabeza, jajaja.

Los dos últimos párrafos expresan con precisión, casi exacta, en palabras lo que realmente me sobrevuela...

No suelo echar piropos, pero el que te voy a dejar aquí créetelo: eres muy buena en lo tuyo.

Millones de gracias por el lujazo de tener una sesión vía blog, que por cierto, no te pienso pagar en moneda, pero sí de otra forma... ;)

Un abrazo enooooooooooooooorme que espero que te llegue, y que materializaré dentro de poco.

Mmarín, para lo que usted quiera.

Tordon said...

Interesante reflexión sobre los estados anímicos, Dra. Laura.
Y una duda: Si en usted se desencadena un conflicto emocional, ¿se automedica?
Bss.

Gara said...

Me encantó tu texto, invita a reflexionar.

No es que tengamos sensaciones extrañas sino que, más bien, no sabemos exactamente lo que "tenemos" que sentir en esas situaciones.

Cuanta verdad en estas palabras.

Besos

Laura said...

María, eso no es un piropo... es un piropazo en toda regla!!!

Ya pagarás... en diversión, cuando vengas!

Laura said...

Señor Tordón... yo procuro no automedicarme aunque bien es cierto que se predica mucho y se practica poco. Un abrazo.

Laura said...

Bienvenida a mi Diván, Gara. Gracia. Un abrazo.

Pele Ón said...

Cualquiera que pretenda la uniformidad emocional está enfermo.
Un enfermo es todo aquel que sufre o hace sufrir (Mira i López).
Parece que el experimento del miedo tordónico ha impregnado emocionalmente enderredor.

Laura said...

Miedo es lo que tengo yo cada vez que aparece un comentario suyo... porque al ladito del mismo siempre aparece ese ojo!
Gracias PelÓn!Estoy contigo.

Gaia Msanii said...

yo tb te he dedicado mi blog :)
(la anteultima entrada)

vas a estar esta noxe en casa?? t llamo!!

Laura said...

CUal, Cristina? No lo pillo nena. Seguramente esté, aunque no lo puedo asegurar. Un besote!

Pele Ón said...

Cuando le pierdas el miedo al ojo lo quitaré. Déjalo un tiempo hasta asegurarte.

Zayi Hernández said...

ME HA GUSTADO MUCHO....
BESITOS

Gaia Msanii said...

el del "filantropo impotente"! :D

Laura said...

Ok Peleon! Exposicion!!!

Laura said...

Gracias a ti Zayadith! Besitos

Laura said...

Ok Cris! Besos!!!

Angel said...

¿Quién es más feliz, un desequilbrado con dinero y sin problemas económicos..., o un individuo con un gran equilibrio pero sin un duro?

Un saludo Laura.

ethan said...

Es decir que seguimos las mismas leyes que la física: acción-reacción. Sólo que nuestra reacción a veces nos cuesta demasiado, supongo que por la inercia (y otra vez con la física).
Muy interesante todo lo que cuentas.
Saludos!

Laura said...

ANgel... la respuesta es muy evidente. La felicidad es para el desequilibrado!

Laura said...

Acción-Reaccion Ethan... Acción-Reacción.

Casa de Los Cuentos said...

Hola Laura

Hoy he venido a invitarte con especial motivo para que me acompañes esta semana que dedico a la lectura de las letras Argentinas. Espero que lo que esté leyendo te guste tanto como a mí. Espero como siempre tu visita, tus opiniones y comentarios.

Saludos desde Mérida, Venezuela. Jabier.

Anónimo said...

Discrepo de los controladores de mente.
Gracias a Freud, entre otros, vivimos más libres aún... no nos atamos, volamos, amén de ciscarnos en la madre que pario, sin pedir disculpa alguna por nada. Equlibrio, usía, es precisamente ser natural, no discutirse el por qué de las cosas. Alehop!

Laura said...

Gracias David, por pasarte por mi Diván. Bienvenido. Dónde debo ir a verte? Alehop!

Anónimo said...

Tu visita donde gustes. Alehop!

Anónimo said...

... gracias laura por esta sesión ... en los tiempos que estoy atravesando, me viene muy bien ....

ps... siempre agradable tu casita .... buena lectura .... buena música ... te acompaño ... de vez en cuando ...

besos

Gaia Msanii said...

Mucha razón, Laura! Hay que buscar siempre un equilibrio, en todo