17 feb 2009

El Arte de Amargarse la Vida


“¿Qué puede esperarse de un hombre? Cólmelo usted de todos los bienes de la tierra, sumérjalo en la felicidad hasta el cuello, hasta encima de la cabeza, de forma que a la superficie de su dicha, como el nivel del agua, suban las burbujas, déle unos ingresos que no tenga más que dormir, ingerir pasteles y mirar por la permanencia de la especie humana; a pesar de todo, este mismo hombre de puro desagradecido, por simple descaro, le jugará a usted en el acto una mala pasada. A lo mejor comprometerá a los mismos pasteles y llegará a desear que le sobrevenga el mal más disparatado, sólo para poner a esta situación totalmente razonable su propio elemento fantástico de mal agüero. Justamente, sus ideas fantásticas, su estupidez trivial, es lo que querrá conservar. “(Introducción página 11)


La aportación básica de Watzlawick fue la concepción sistémica de la comunicación:

1) Es imposible no comunicar
2) Toda comunicación tiene elementos de contenido y elementos de relación
3) La naturaleza de la relación depende de cómo se ordena la secuencia de actos comunicativos
4) La comunicación humana es tanto analógica como digital (verbal y no verbal)
5) La comunicación puede ser simétrica o complementaria

...Junto con el Interaccionismo Simbólico, la Escuela de Palo Alto, con Watzlawick, Jackson y Bateson al frente, hablan de una nueva concepción de la comunicación. Para los autores, la comunicación es la base de toda relación social.




Aquí os dejo con un fragmento de su libro "El arte de amargarse la Vida", sin duda, una de mis joyas "de cabecera"...


“Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta el martillo. El vecino tiene uno, Así, pues, nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: ¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mí. ¿Qué puede ser? Yo no le he hecho nada; algo se le habrá metido en la cabeza. Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida. ¿Por qué no ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como éste le amargan a uno la vida. Sólo porque tiene un martillo. Esto ya es el colmo. Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir –buenos días-, nuestro hombre le grita furioso: -¡Quédese usted con su martillo, so penco!- “(Pág. 43)




twitter / Laura M. Cañamero

14 Comments:

mmarin said...

JAjaj.Sencillamente genial, y real.
Y un matiz: si se quieren amargar la vida, que lo hagan, pero que no nos arrastren.
Yo ya no estoy amargada... con eso te digo poco pero te lo digo tó!
Hablaremos más profundamente del tema, que para un comentario no da.
Besos Wapa!

Laura said...

Qué rapidez! Ni siquiera estaba del todo terminada!...

A veces las palabras sobran pero,desde luego,la entonación y las letras siempre lo dicen todo. Un besote!!!

. said...

Linda música para linda lectura.
Pensaba que a veces uno mismo es quien se pide y se presta -o no- el martillo.

Laura said...

Si Tecnico... si es que al final, sin comunicación, somos uno solo.

Fernando García-Lima said...

Realista a más no poder. Nos ha pasado a todos. Inteligencia emocional al poder!

Andrea said...

Deberíamos intentar no ser tan básicos a la hora de pensar verdad? un abrazo Laura.

Mariana Castrogiovanni said...

Hola Laura, excelente entrada, "El arte de amargarse la vida" es también uno de mis favoritos, siempre lo tengo cerca para echar mano de él y leerle algún fragmento a quien lo necesita. Te agradezco este ratito de reflexión en tu diván.
Cariños

Eli said...

Elhombre siempre ha sido "culo veo, culo quiero".
La envidia es el pecado por excelencia. Y si tiene que caer, por despecho se llevará a tol que pueda con él.

El fragmento del martillo lo conocía como chiste, pero cambia el objeto, que aquí sería un gato para un automovilista que ha pinchado una rueda.
Nunca me hizo gracia, la verdad.
Odio a la gente que pone palabras en mi boca que yo no he pronunciado, y que encima, te recriminan por ello.

Anónimo said...

Hola laura, no te imaginas quien soy, han pasado muchos años...y navegando las cosas de la vida...apareciste, en fin..espero que estes bien, tu hermano que tal??que buenos tiempos aquellos..mi correo es almirantedelsur@hotmail.com, escribeme, un beso

Tordon said...

Estimada Doctora:
No me ha quedado claro si el término "hombre" se usa en este caso en su acepción más genérica ("género humano") o discrimina sexualmente.
En este último caso, habrá que leerse el libro:Seguro que en él encontraremos incongruencias de grueso calibre...
Bss

Anónimo said...

Perdona por el retraso, los tickets de viaje duran lo que nosotros queramos que duren, have a very nice week!

Besos

Ester

Paco Bailac said...

Tener o no un martillo no es la cuestión. La clave es si debe o no existir propiedad privada.

Un saludo

pacobailacoach.blogspot.com

Laura said...

Si, Fernando... Inteligencia emocional. Esa es la clave!

Andrea, deberíamos ser más asertivos y gastar tiempo en pensar solo en las cosas que se lo merecen.

Mariana, gracias a ti por echarte en mi Diván y compartir mis letras.

Almirante... tienes razon, no me imagino quien eres. Solo tengo el dato de que conoces a mi hermano. Me refrescas la memoria? Un saludo.

Incongruencias siempre hay. Hombre como género humano, o al menos asi lo entiendo yo. Es corto, facil de leer. Recomendable por su sencillez. Un saludo, Tordón.

Si estas, entonces el retraso no importa. Un saludo, Esther.

Coach, tienes razon... Esa es la cuestión. Un saludo.

Laura said...

Un saludo Eli. La cuestión es que es horrible pero es real. La gente actua, piensa, en ocasiones, sin datos, montandose sus peliculas.
Al final, todo son malentendidos absurdos. Pero tienen un precio. Un abrazo.